CELOS
FEMENINOS sacado de la web ya extinta "El rincón luchístico femenil"
Por
María López.
Pelea
de colegialas:
Una
pelea de mujeres por un hombre, es como una violenta tempestad con
rayos que todo lo electrifica y al mismo tiempo una extraña mágia
envuelve la batalla”. La siguiente historia ocurrida en España,
fue relatada por la protagonista que llevó la mejor parte en los
hechos. Entre otras cosas demuestra una vez más, que la única forma
en que dos mujeres rivales pueden ponerse de acuerdo, es después de
una pelea.
Elisa es una mujer rubia, atractiva y curvilínea
para sus 43 años. Una de sus “amigas era Rosa, una sexy pelirroja
un año mayor que ella. Precisamente esta mujer había aceptado
dialogar conmigo en un bar sobre su experiencia. Sus maridos habían
hecho una buena amistad y los fines de semana de ese verano los
cuatro concurrían a una casa a las afuera de la ciudad. Naturalmente
entre los varones había una excelente relación. En cambio entre
ellas apenas se toleraban y casi no se hablaban. El problema databa
de muy lejos. Ellas en su juventud habían sido rivales y algunos
celos aún existían. Cuando tenían 18 y 19 años respectivamente,
se habían disputado el amor de un joven muy atractivo. Un día, se
desafiaron en el colegio y midieron sus fuerzas en un salón a
puertas cerradas. Fue una pelea muy violenta. Varias veces rodaron
agarradas por el suelo esforzándose por conseguir humillar a la otra
ante no menos de 15 chicas que las alentaban. Una maestra que sabía
el motivo del duelo cerró con llave la puerta y se abstuvo de
intervenir. Minutos después, Rosa con certeros puñetazos derrotó a
su rival. Fue emocionante montarse encima de Elisa, inmovilizarla y
para goce de las amigas obligarla a reconocer que ese muchacho ahora
era de la vencedora. Finalmente Elisa supo por primera vez, lo que se
siente cuando la que gana le apoya sus bragas húmedas en la boca.
¡Estaban aprendiendo a ser mujeres de verdad...!! y fue la
gloria.
Mientras bebíamos un café, Rosa en su relato estaba
muy orgullosa. Desde temprana edad había demostrado ser la mejor en
una pelea de hembras por un hombre. Sentía un ardor profundo por el
triunfo y esa misma noche disfrutó con el codiciado varón como debe
ser. Ahora era todo de ella. Pasaron los años y las dos se casaron
con hombres diferentes. Pero Elisa jamás le perdonó ese despojo y
nunca olvidó la humillación sufrida delante de sus
compañeras.
Pelea
de adultas:
Un
sábado los dos matrimonios dicidieron ir a la casa de fin de semana.
Los hombres prepararon sus cañas de pescar y dejaron solas a las dos
señoras. Elisa y Rosa siempre les gustó competir, entonces se
pusieron sus bikinis y se sentaron para tomar sol. De pronto la rubia
le dijo a Rosa: “Pasaron casi 25 años y aún recuerdo el día que
después de una pelea me arrebataste mi novio y luego fuiste su
amante...” ¡Oye...Me gustaría que después de tantos años me des
la revancha... ¿Una pelea........mmmmm...? Claro... Siempre me gustó
pelear por un hombre. Soy más mujer que tu y te ganaré como
entonces...!! Respondió la pelirroja. “Eso lo veremos,
encanto.....” Sonrió Elisa comenzando el juego de la provocación.
Las dos estaban sentadas con las piernas cruzadas, mostrando unos
hermosos muslos macizos y al estar solas habían descubierto sus
pechos para un mejor bronceado. “Lástima que mi marido no esté
aquí..!! Comentó Rosa. “El tiene la fantasía de verme pelear con
otra mujer. Se volvería loco cuando vea como te golpeo.... “Me
encantaría que lo intentes...” Respondió la rubia. Las dos se
pusieron de pie y para evitar miradas indiscretas, decidieron pelear
en el comedor. Luego de correr algunos muebles, estaban ya
suficientemente excitadas y preparadas para luchar. Las reglas eran
las mismas de cuando tenían 18 años. Ya no lucharían por la
supremacía sexual, sino para ver quien era la mejor para pelear.
Elisa quería cobrarse una vieja deuda y Rosa deseaba demostrar que
siempre fue superior a la rubia. Afortunadamente nadie había que
pudiera interrumpir el combate. Aunque no lo habían mencionado, su
ilusión era dominar largamente a la rival y humillarla. De esa forma
no habría dudas sobre quien ganó. Semiagachadas y vistiendo sólo
la parte inferior de la bikini, comenzaron a hacer círculos una
frente a otra. Se miraban a los ojos y buscaban la mejor ocasión
para atacar. La seriedad de los rostros y los duros pezones indicaban
que sería una lucha de hembras.
Con inusitada ferocidad se
agarraron de lo pelos intentando tirar al suelo la una a la otra.
Pronto, una zancadilla hizo que cayeran pesadamente sobre la alfombra
y rodaran varias veces por ella. Con gran rapidéz las manos atacaron
los pechos y se sumergieron entre las bikinis para provocar un dolor
paralizante. Las piernas se agitaron en el aire y las dos gritaron
cuando los dedos buscaron las partes más sensibles. Mientras
rodaban, Elisa aprovechó la inercia y de un salto logró montarse
sobre Rosa y nerviosamente exclamó: ¡Ya eres mía, ya eres mía..!!.
Pero Rosa no iba a dejarse tan fácilmente y con un furioso arqueo de
su cuerpo desmontó enseguida a su rival que cayó a su lado. La
pelirroja sonriendo, se lanzó sobre Elisa para montarla, pero ésta
se apartó y se esfumó. Las dos se pusieron de pié otra vez. Las
adversarias habían olvidado su edad. Con los pechos desnudos, el
pelo desordenado y algunos hematomas volvieron a la carga. ¡Serás
mía .....te dominaré..!! Aseguraba Elisa, soñando con tener
inmovilizada a su vencedora de antaño. ¡Ni lo pienses......no
tendrás ese gusto..!! Contestó Rosa al tiempo que con una patada en
el tobillo, derribó a Elisa de espaldas en la alfombra. ¡Ahora
si..!! Gritó Rosa mientras se lanzaba en pompa con las piernas
abiertas encima de Elisa que no pudo evitarlo. Un grito de dolor
profierió la rubia cuando su enemiga cayó sobre ella. Una vez más,
Elisa estaba tumbada boca arriba y Rosa se ponía, de momento,
montada sobre su estómago y le sujetaba sus muñecas contra el
suelo. “Ja ja....reía Rosa.......¡ahora viene lo mejor.....!! Con
avidéz sus rodillas buscaron los brazos de la agobiada Elisa para
inmovilizarla. ¡No...noo...!! Se debatía la rubia impidiendo que
Rosa lograra acercar las rodillas a sus mejillas. ¡Siiiii...!!!
Disfrutaba Rosa, viendo próximo el placer de tener totalmente en su
poder a su rival de siempre.
¡Ya estás...!!! Chilló Rosa al
conseguir atrapar la cara de Elisa entre sus muslos. Estaba montada
cómodamente como una colegiala inmovilizando a su rival. ¡Ya te
tengo...Yyyuuhuuuu....!! Se divertía Rosa, meneando las caderas al
mismo tiempo que apoyaba el triángulo de sus entre piernas en el
mentón de su adversaria. La rubia veía la ranura vaginal de su
adversaria que apenas cubría la tela y tenía miedo. Pataleaba, pero
era en vano. La pelirroja mirándo a los ojos le dijo: ¡Y ahora,
cielo........dí que te rindes...!!! ¡No...nunca...!!! La proximidad
en la cara del sexo enemigo es algo que ninguna mujer tolera.
Entonces, tras 5 minutos de sufrimiento la rubia dijo:
“Si...siiii...me rindo..! ¡Suelta! ¡Dilo otra vez, dilo tres
veces ...!!! Ordenó la vencedora. ¡Basta...me
rindo, me rindo....me rindo ...!!! Rosa
disfrutaba como nunca. Sentía un enorme placer sentada encima de los
pechos de su rival....a solas con ella en el comedor semioscuro.
Sabía que podía estar montada dominando a Elisa todo el tiempo que
quisiera. ¡Pideme perdón, encanto....!!!. ¡Perdón,
perdón....suéltame que me ahogas...!!! ¡Dí que te rindes una vez
más y te dejaré levantar...!!! ¡ME RINDO...!!!
Ataque
a traición:
Rosa,
había disfrutado tal vez más de 20 minutos y como en las viejas
épocas había demostrado ser nuevamente la mejor. Entonces se
incorporó y liberó a su rival. Estaba tratando de cubrirse los
pechos, cuando la rubia intentó atacarla a traición. La pelirroja
tuvo buenos reflejos y sin dejar aproximarse a su enemiga le descargó
un fuerte puñetazo sobre el rostro. La cabeza de Elisa golpeó
contra la pared y cayó al suelo sin sentido. Se encontraba caída
con los brazos abiertos. Pero había algunos movimientos en sus
extremidades. Rosa estaba indignada. Debía darle un escarmiento
humillante de esos que no se olvidan. Se quitó la parte inferior de
su bikini, cogió un cuchillo y sin pensarlo mucho se sentó en el
rostro de su enemiga. La pelirroja había aprisionado con sus
rodillas los brazos de su víctima, estaba toda desnuda y esperaba
que reaccionara de su KO.
Elisa tenía su cara cubierta por
un espeso y húmedo manto de vellos, cuando abrió sus eterrorizados
ojos. Se encontraba inmovilizada y sus fuerzas la habían abandonado.
¡Estaba a mercer de su rival...! Fue entonces que la vencedora le
mostró el cuchillo y le dijo: “Ahora te quedarás quieta y me
darás placer o te marco la cara de por vida...” La rubia tenía
sus labios sellados por la presión del sexo de Rosa. Sólo podía
murmurar y de nada sirvieron las súplicas. El cuchillo no dejaba de
amenazar y entre sollozos la rubia fue forzada a obedecer. Los ojos
de quien estaba arriba se entornaron de placer cuando la lengua de su
rival se abrió paso y comenzó a acariciar sus partes más íntimas.
Luego de humillarla por más de 15 minutos, le dijo: ¡Esto es para
que sepas que ese hombre fue mío porque siempre fui la mejor hembra
para pelear y la mejor para hacerlo gozar...!!! Luego se levantó de
su placentera posición y la dejó libre. Elisa estaba al borde del
colapso nervioso. Tenía su cara humedecida y sufría nauseas.
Totalmente avergonzada se encerró sollozando en su habitación.
Cuando los maridos regresaron y se enteraron de lo ocurrido,
sabiamente decidieron no intervenir en los asuntos de las damas. Sólo
lamentaron no haber estado presentes y hasta pensaron en una
revancha.
Epílogo:
Elisa,
no tenía heridas visibles, pero es conocido que conservará por
muchos años una cicatriz psicológica que la atormentará. Su eterna
rival le había producido un shock emocional y nunca más la quiso
volver a ver. En su relato, Rosa revivió los hechos con inocultable
placer y es de las que piensan que es muy femenino pelear por un
hombre. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando detalló la
humillación de su rival y agregó que es el tratamiento que se
estila. Yo casualmente pienso igual que Rosa. Cuándo la pelea es por
un hombre, ¿a qué mujer no le gusta ganar de esa manera...?
Un
beso de María López.
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